En la hacienda “Las Garzas”, del cantón Mocache, provincia de Los Ríos, hay una escuelita donde trabaja la maestra Nelly Valarezo, quien, antes de comenzar el año lectivo, asistió a un taller, dictado por la Dra. Dolores González, sobre la didáctica del lenguaje en primer año de básica.
La Dra. González inició su curso diciendo a las maestras que es necesario cambiar la forma de enseñanza de la lectura y la escritura, por estas razones:
- No se debe comenzar la lectoescritura por las vocales, porque no significan nada. Son sonidos guturales.
- Los niños vienen a la escuela con un vocabulario, más o menos, de tres mil palabras que han aprendido a los padres, familiares y en la televisión y, hay que aprovechar de lo que los educandos saben.
- Los niños han aprendido a escuchar y hablar y ahora debemos enseñar a leer y escribir.
- Los niños y niñas hablan globalmente las palabras, no hacen divisiones de las mismas; por lo tanto, se debe presentar palabras completas para que los niños lean y luego escriban.
Para lo cual se propuso la siguiente clase:
1.- Pedir a los niños y niñas que nombren a las personas de la familia: mamá, papá, hermano, hermana, tía, tío, abuelita, abuelito.
2.- Presentar gráficas de mamás, papás, hermanos, etc. y pedir a los niños que los reconozcan.
3.- La maestra colocará el texto respectivo debajo de las gráficas.
4. La maestra leerá señalando la gráfica y la palabra, luego los niños y niñas leerán en coro y finalmente, alumno por alumno.
La lectura será global, es decir la palabra completa.
5.- La lectoescritura concluye su proceso con la presentación de las palabras escritas para que los niños lean y miren la estructura de la palabra, las lean y las copien.
El escepticismo de Nelly fue grande, pues ella consideraba que los niños tendrían problemas, por ejemplo con la palabra hermano, pues tiene una letra h, y la sílaba inversa er. No obstante Nelly decidió aplicar la estrategia para comprobar los resultados.
Ya en clases, empezó haciendo una motivación sobre la familia y les pidió que saquen las fotografías que les había pedido que trajeran para ese día de sus padres y hermanos.
– Levanten la foto de mamá. –Les dijo y los niños la levantaron.
Luego, Nelly escribió lentamente en el pizarrón la palabra mamá. Los niños leyeron mamá. Repitió el proceso con papá y los niños leyeron papá y entonces supo que sí se puede cambiar.
Para reflexionar
Tal vez la diferencia más grande entre un niño y un adulto es que el niño nos da el beneficio de la duda, siempre, los adultos no.
A esto se debe que la avidez por el aprendizaje de los niños y niñas sea incontrolable. Seamos un poquito más como nuestros niños y démosle el beneficio de la duda a las técnicas y propuestas novedosas de enseñanza, y hagamos de nuestro salón, un verdadero laboratorio pedagógico.
La Dra. González inició su curso diciendo a las maestras que es necesario cambiar la forma de enseñanza de la lectura y la escritura, por estas razones:
- No se debe comenzar la lectoescritura por las vocales, porque no significan nada. Son sonidos guturales.
- Los niños vienen a la escuela con un vocabulario, más o menos, de tres mil palabras que han aprendido a los padres, familiares y en la televisión y, hay que aprovechar de lo que los educandos saben.
- Los niños han aprendido a escuchar y hablar y ahora debemos enseñar a leer y escribir.
- Los niños y niñas hablan globalmente las palabras, no hacen divisiones de las mismas; por lo tanto, se debe presentar palabras completas para que los niños lean y luego escriban.
Para lo cual se propuso la siguiente clase:
1.- Pedir a los niños y niñas que nombren a las personas de la familia: mamá, papá, hermano, hermana, tía, tío, abuelita, abuelito.
2.- Presentar gráficas de mamás, papás, hermanos, etc. y pedir a los niños que los reconozcan.
3.- La maestra colocará el texto respectivo debajo de las gráficas.
4. La maestra leerá señalando la gráfica y la palabra, luego los niños y niñas leerán en coro y finalmente, alumno por alumno.
La lectura será global, es decir la palabra completa.
5.- La lectoescritura concluye su proceso con la presentación de las palabras escritas para que los niños lean y miren la estructura de la palabra, las lean y las copien.
El escepticismo de Nelly fue grande, pues ella consideraba que los niños tendrían problemas, por ejemplo con la palabra hermano, pues tiene una letra h, y la sílaba inversa er. No obstante Nelly decidió aplicar la estrategia para comprobar los resultados.
Ya en clases, empezó haciendo una motivación sobre la familia y les pidió que saquen las fotografías que les había pedido que trajeran para ese día de sus padres y hermanos.
– Levanten la foto de mamá. –Les dijo y los niños la levantaron.
Luego, Nelly escribió lentamente en el pizarrón la palabra mamá. Los niños leyeron mamá. Repitió el proceso con papá y los niños leyeron papá y entonces supo que sí se puede cambiar.
Para reflexionar
Tal vez la diferencia más grande entre un niño y un adulto es que el niño nos da el beneficio de la duda, siempre, los adultos no.
A esto se debe que la avidez por el aprendizaje de los niños y niñas sea incontrolable. Seamos un poquito más como nuestros niños y démosle el beneficio de la duda a las técnicas y propuestas novedosas de enseñanza, y hagamos de nuestro salón, un verdadero laboratorio pedagógico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario