lunes, 23 de agosto de 2010

Lenguaje y Matemática: de la Competencia a la Coopetencia

Por: Juan Carlos Túquerres
Editorial Edinun

El Lenguaje y sus destrezas básicas, sus bloques y con ellos las actitudes generadoras: belleza, creatividad, sensibilidad y estética. La Matemática y sus destrezas básicas, sus sistemas junto con sus actitudes generadoras: razonamiento lógico, orden y exactitud no marcan una diferencia conceptual ni procesual; es, por tanto, inútil plantear que existe una competencia entre ellas, cuál es más útil o importante, cuál es más difícil, cuál de ellas afecta el entendimiento de la otra.

Lo que sí existe es un lazo inseparable que resulta importante y complementario para el desarrollo integral del ser humano. Es por ello que más halla de la interdisciplinareidad se requiere de la coopetencia, entendida como la aplicación de técnicas y herramientas para que puedan apoyarse mutuamente en el desarrollo de sus capacidades, las cuales cobran importancia en el contexto histórico social de las y los estudiantes, debido su afán de comunicar sus ideas o pensamientos.

El punto de convergencia es, sin duda, la comunicación humana, que induce a pensar en la necesidad de un sistema lingüístico dual. El lenguaje es más que un conjunto de fonemas y signos visuales, así como la matemática es más que números y operaciones básicas elementales. Las dos requieren definiciones o conceptos; estructuras sistemáticas, semánticas o lógicas; estimulación de la percepción y procesos de pensamiento que son fundamentales para consolidar en el sujeto las dimensiones de la comprensión y la construcción de aprendizajes funcionales y con significados que permitan su aplicación en contextos determinados; resolver problemas, crear, imaginar y proponer.

Así, parece lógico que los contenidos y habilidades de la matemática y el lenguaje se piensen como un par pedagógico que se construye sobre la interacción docente–estudiante, y estudiante–estudiante, lo que, ciertamente, permitirá romper los estereotipos de un aprendizaje mecánico, rutinario y memorístico presentes en las dos áreas.

La coopetencia matemática–lenguaje permite enfocar que todo aprendizaje matemático involucra procesos lingüísticos, como la comprensión, comunicación y creación de estructuras verbales. Pero también el aprendizaje lingüístico involucra procesos matemáticos, como el orden, la lógica y la exactitud.

Muchos docentes mencionan que las dificultades de las y los estudiantes en la matemática tienen que ver con la incomprensión de los enunciados problémicos, la formulación oral de las fórmulas matemáticas y las dificultades para transferir el lenguaje común al lenguaje matemático. Sin embargo, también se puede palpar que en el área de lenguaje hay una inadecuada utilización de los conceptos matemáticos básicos.

“Ecuador se encuentra ganando un gol por cero; el esférico rueda en el círculo central… En la recta final del partido acabamos de encajar un gol paraguayo… No se aflijan compatriotas, aún matemáticamente es posible clasificar al mundial”.

Un buen matemático dará cuenta que uno por cero es cero, el balón no es una esfera y que esta no podría estar rodando exactamente por el círculo central (perímetro de la circunferencia). ¿Qué entendimiento nos da la recta final? Y, adicionalmente, ¿qué se quiere decir con matemáticamente?

La articulación del lenguaje y la matemática, para la enseñanza y aprendizaje de cualquiera de las dos, permite la potenciación de la capacidad comunicativa. Así se facilita la comprensión tanto de la matemática como de cualquier otra área del conocimiento, y se contribuye al desarrollo del pensamiento lógico-matemático, para expresar situaciones cotidianas de manera correcta, a través del lenguaje oral o escrito.

Sugerencias para el aula:

Presentar la terminología, simbología y significado de los contenidos básicos al inicio del desarrollo de la unidad didáctica;
Emplear los canales de percepción (sistemas VAK) que permitan el flujo y análisis de la información deseada;
Utilizar los medios de comunicación como recursos para extraer toda la información pertinente al tema, con el objeto de dar significado a los procesos, contenidos y operaciones matemáticas;
Impulsar la escritura matemática en poesías, cuentos o historietas, donde el estudiante integre conceptos y representaciones del lenguaje matemático de manera verbal o escrita.

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