Por: Vicente Velásquez Guzmán
Presidente Asociación Ecuatoriana de Editores de Libros de Texto
Solamente el compromiso y la lealtad por un proyecto educativo superior pudo estos meses mantenernos en silencio y postergar nuestra responsabilidad, ante los maestros y maestras del país, de ofrecer esta revista que, hoy por hoy, constituye para nosotros un motivo de orgullo y para la labor docente uno de los principales instrumentos de apoyo y al que pueden acceder con facilidad.
Pero con la satisfacción del deber cumplido, una vez más, hacia la educación ecuatoriana, y después de casi un año de trabajo intenso y creativo en la producción de los textos escolares de acuerdo con la nueva reforma curricular impulsada por el Ministerio de Educación, quienes hacemos
Hay que ser constantes, profesionales y decididos; es decir, tener las características de un docente ecuatoriano, no de otra manera podemos emprender un camino difícil y hasta ahora desconocido que requerirá de todo nuestro contingente para recorrerlo, así lo entienden las autoridades educativas al proponer un currículo innovador, y así lo entendemos quienes hacemos educación desde la producción editorial, por ello, estamos orgullosos y dispuestos a caminar junto a maestros y maestras, niños y niñas, padres y madres de familia este tramo ambicioso, pues trabajando juntos sabemos que los resultados serán prometedores y la experiencia gratificante.
Pero conocemos también que dichos resultados no serán evidentes de forma inmediata, por ello, es momento de devolver en confianza y paciencia todo el capital intangible que nuestros maestros y nuestras maestras han desbordado sobre nosotros, en especial ahora, que nos aprestamos a dar un giro a la manera como entendemos y hacemos educación.
Es tiempo de alzar la mirada, sí, de alzarla hacia las profesoras y los profesores ecuatorianos, pues no de otra forma podemos mirar a quienes nos ayudan a construir las ideas y encuentran su recompensa en la sonrisa que nuestros hijos e hijas esbozan después de haber comprendido un tema o de haber resuelto aquel problema que parecía imposible.
Por eso, y mencionados ya algunos atributos, vale decir que corto sería este espacio para enumerar los méritos y la importancia del profesorado ecuatoriano en los procesos y metas que, como sociedad, hemos alcanzado; pero valga la coyuntura de celebrar un año más el nacimiento del insigne ambateño, Juan Montalvo, para ofrecer nuestro reconocimiento a quienes, con cada hora de clase impartida, con cada hora de planificación invertida, consolidan el país que queremos y merecemos.
Hoy es el día, caminemos entonces hacia delante, que mientras lo hagamos juntos, apoyados unos en otros, el éxito de nuestra labor se traducirá en una educación digna y de calidad.
Feliz día, maestros y maestras ecuatorianos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario