lunes, 23 de agosto de 2010

Editorial

Tenemos muchos motivos para seguir adelante

Qué grato es poder dirigirme en este nuevo año a los maestros y maestras de mi país a nombre de quienes hacemos la Asociación Ecuatoriana de Editores de Libros de Texto, para hacer extensivo nuestro sincero saludo y fervoroso deseo de continuar apoyando, la que sin duda es la labor más noble y satisfactoria de nuestra sociedad, la docencia.

Atrás quedó un año de trabajo mancomunado que posibilitó la consecución de una serie de logros que se tradujeron en un resultado transparente, que dice mucho del Ecuador querido y soñado por todos, hablo, desde luego, de una educación de calidad, hablo de niños y niñas que han regresado a las aulas y cuyos sueños, estamos seguros, hoy en día son más concretos gracias el esfuerzo y participación de docentes, autoridades, padres de familia y de quienes bogamos porque este proyecto social, que ha rescatado la educación, se consolide de forma permanente y continúe cosechando los frutos que hoy en día son evidentes.

Por todo esto, como no podía ser de otra manera, el optimismo es el valor que nos impulsa a seguir adelante con pasos firmes y decididos para alcanzar, en este nuevo año 2009, metas mucho más ambiciosas, pues no podemos conformarnos con haber puesto este hito en la historia de la educación, no es suficiente, todavía hay mucho por hacer y lo vamos a hacer juntos.

Este tiene que ser el año en el que terminemos de edificar, con responsabilidad y entrega, los pilares de excelencia que tanta falta le hacen a nuestra educación, y cuyos cimientos, por tanto tiempo trabajados, finalmente empiezan tomar forma, y empiezan a fraguar de manera que serán lo suficientemente fuertes como para sostener a todo el Ecuador, lo cual será un aporte valiosísimo dentro del entorno conflictivo que a diario vemos en los medios de comunicación.

Los momentos de crisis e inmenso dolor por los que atraviesa el mundo entero son un llamado de alerta para fortalecer la educación que, sin lugar a dudas, es el único espacio de pluralidad que tiene el ser humano para entenderse como tal y desarrollar aquello que debiera ser innato en nosotros: el respeto hacia la niñez y el trabajo responsable y ético en beneficio propio y el de los demás.

Somos seres sociales, y en esa sociedad que empieza dentro de la familia y se confirma cada mañana en los salones de clase reside nuestra motivación. Sembrar en el aula un futuro mejor es lo único que nos salvará de la crisis. Sabemos que nuestro campo es sumamente fértil, por ello debemos escoger cuidadosamente nuestras semillas, llámense principios o valores para que las mismas crezcan en nuestros estudiantes y se dispersen hacia todos los rincones donde haya falta el compromiso y el deseo de seguir adelante. Esta es una invitación para continuar haciendo aquello que mejor sabemos hacer, enseñar.

Nos resta pues un largo camino, nuevos proyectos se avecinan, nuevos espacios donde se probará nuestra forma de construir la nación. Sigamos trabajando entonces en silencio, como lo hemos hecho siempre, sin el espectáculo y las luces de quienes necesitan una ventana para justificar su labor, recordando siempre lo que dijo Unamuno: “Busca la lucha y el premio, si lo hay, se te dará por añadidura, y talvez ese premio no sea otro que la lucha misma”.

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